domingo, 1 de noviembre de 2015

Situación laboral cada vez más precaria

El Consejo de la Juventud arranca la descripción sobre la generación joven aludiendo a ella como "uno de los colectivos más afectados por la reciente crisis económica", blandiendo el dato del 30% de población joven en riesgo de exclusión social. La situación que dibuja es la de una juventud empobrecida, apoyada en sus padres y abuelos, sin trabajo (o con empleo precario), incapaz de formar su propia familia. Una amenaza para las tasas de fecundidad y el sistema público de pensiones, defienden sus autores. Desempleo juvenil récord, tasa de parcialidad en el empleo por encima de la media europea y una emigración creciente marcan a los jóvenes de la crisis

En lo laboral, los autores destacan el dato del desempleo juvenil que padece el 42,4% de la generación de entre 15 y 29 años (cifras 2013, Eurostat). El desempleo en España es mayor cuanto menor es el nivel educativo, así, se situaría en el 49,1% de quienes no tienen estudios superiores y afectaría al 30,3% de las personas con titulación universitaria.

El informe subraya la gran implantación del empleo a tiempo parcial entre los jóvenes. En 2013, este tipo de jornada superó en España por primera vez a la tasa europea (27%), alcanzando un 27,3% de los empleos juveniles. En el año 1995, tan solo el 9,9% del empleo juvenil era a tiempo parcial. Este incremento, sin embargo, se ha producido en contra de su voluntad, pues el 68,2% de los que tienen empleo parcial aseguran que desearían que fuera a tiempo completo.

En cuanto a los estudios, el Consejo de la Juventud destaca la sobrecualificación de unos jóvenes en cuya formación se ha invertido más que en la de la generación de sus padres. Sin embargo, denuncian que continúa existiendo una altísima cifra de ni-nis, "un 22,5% de personas entre 15 y 29 años que ni estudian ni trabajan". Esta inactividad tiene también un coste económico para el Estado, que los investigadores cuantifican en algo más de 17.359 millones de euros, o lo que equivaldría al 1,69% del PIB. 



Para medir el impacto económico de la "fuga de cerebros", los investigadores han tomado como referencia los 43.600 jóvenes que se marcharon a vivir al extranjero en 2013. La falta de información detallada sobre los que se exilian obligó a realizar cálculos con dos escenarios posibles. En el primero presuponen a los exiliados una formación equivalente a la que del conjunto de la juventud española. En este escenario, el más conservador, el coste anual de emigración (sumando lo invertido en su formación y lo que se deja de recaudar fiscalmente por su trabajo) equivale a 3.020 millones de euros. El segundo escenario, suponiendo que se marchan los jóvenes más formados, el coste sube hasta los 3.971 millones al año.




Creemos firmemente que un país que quiere evolucionar económicamente y salir de una situación de precariedad continúa, lo primero que debería incentivar es el empleo en jóvenes, con medidas como reducir la edad de jubilación, promover contratos de larga duración y de formación, ya que toda esta situación nos lleva a tener una tasa desmesurada de jóvenes con demasiada cualificación y poca o ninguna experiencia laboral.

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