El voluntario Juan Ramón Carcelén visita a Mari Cruz Collado en su casa en Madrid. Santi Burgos (El País )
Asociaciones de voluntarios mitigan la soledad de los mayores de 65
con visitas a sus casas. En Madrid, 155.673 viven sin compañía. Fuente: EL PAÍS
A sus 81 años, Mari Cruz Collado, solo quiere una cosa: compañía. Hace
cinco años su esposo murió y quedó sola. “Fue un golpe muy duro porque
siempre estábamos juntos”, dice. Tras su fallecimiento, Cruz se dio
cuenta que la mayor parte del tiempo no tenía con quién compartir sus
alegrías ni sus penas. Sus hijos la acompañaban ocasionalmente, pero
debían trabajar.
En Madrid, según las estadísticas oficiales, hay 155.673 adultos
mayores de 65 años que viven solos, lo que representa casi un 25% del
total. Para paliar la soledad que viven los ancianos, tres fundaciones
de voluntariado que trabajan con el Ayuntamiento, ofrecen visitas
domiciliarias una vez por semana durante dos horas.
Mari Cruz es una de las beneficiarias de la Fundación Amigos de los Mayores.
Desde hace 14 meses, cada semana espera con ansias la llegada de Juan
Ramón Carcelén, de 52 años, un voluntario que se ha convertido en su
amigo. “Esto al minuto deja de ser una labor social y pasa a ser una
relación de amistad. Ella conoce mi vida yo conozco la suya. Nos
contamos la semana, las vacaciones, todo”, asegura Carcelén que comenzó
de voluntario cuando quedó en el paro. “Somos como familia ya”, dice
ella.
A Cruz ya le duelen los pies y le cuesta caminar. Se cansa con
facilidad, así que prefiere quedarse en casa. Durante el tiempo que
pasan juntos, conversan, toman café, miran fotografías antiguas y a
veces van por un paseo. “Estoy aquí, no hablo con nadie, a él le cuento
mis penas, me vale de mucho, yo me sentía muy sola. Ahora es mejor
porque lo tengo a él”, asegura Cruz. Carcelén la escucha, se ríe y dice:
“Ellos nos dan las gracias a nosotros, pero es que nosotros se las
tenemos que dar a ellos. Nosotros aprendemos mucho, recibimos más de lo
que aportamos. Saber que durante dos horas a la semana una persona se
siente feliz”, asegura. Aunque pronto encontró trabajo como
administrativo de construcción, Carcelén decidió continuar con las
visitas semanales.
La Comunidad de Madrid en su página web brinda los contactos de las
tres asociaciones que ofrecen este servicio: Amigos de los Mayores, Desarrollo y Asistencia y Solidarios para el Desarrollo.
El Ayuntamiento, a través del área de servicios sociales analiza cada
caso y luego los deriva a estas organizaciones que también captan
adultos por cuenta propia. “Nuestras trabajadoras sociales acuden a
conocer a los adultos y les buscamos voluntarios que puedan acompañarlos
y se adecúen a su zona, necesidades y horarios”, asegura Enrique
Vaquerizo, de Amigos de los Mayores. Esta organización tiene 450
voluntarios, pero debido a la demanda necesita más. En lista de espera
hay al menos 60 ancianos. La mayoría de los adultos mayores que atienden
son mujeres y la edad media es de 83 años.
Mari Cruz se siente dichosa por tener a alguien que la visita con
frecuencia. “Él es muy bueno”, repite, mientras aprieta con fuerza la
mano de Carcelén. “Lo único que los mayores queremos es cariño”,
asegura.
Otros programas
El Ayuntamiento ofrece algunos programas para los adultos mayores que
aunque no están pensados para luchar contra la soledad contribuyen a
ello. La teleasistencia, por ejemplo, que consiste en un servicio donde
el adulto mayor tiene un dispositivo tecnológico que solo debe pulsar
para recibir atención. También el servicio de lavandería, entrega de
comida y ayuda en el hogar, ya sea para apoyar en la higiene personal o
limpieza de la vivienda. “Muchos de los programas que hacemos ayudan a
paliar la soledad, aunque su objetivo principal no sea ese”, afirma
Pilar Serrano de la Dirección General de Mayores del Ayuntamiento. A
diferencia de los acompañamientos domiciliarios, todos estos servicios
tienen un costo.
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